a fuego lento

/center>
marcela

La noche me envolvía entre sus suaves caricias…

Sabía que sería una noche especial, mi mente me decía: él no vendrá, pero mi porfiado corazón arremetía con fuertes latidos haciéndome sentir todo lo contrario…

Las horas pasaron una a una, y en cada una de ellas el sueño aletargaba mi mente un poco más, pero mi corazón seguía insistiendo y no permitía que mis ojos se cerraran definitivamente ante el sueño que sentía.

Fue así como entre el frío de la noche, mis ansias de verte y el sueño que cada vez se hacía mas profundo, llegaste buscando el refugio que tanta falta te hace, el consuelo por lo perdido y el cariño incompleto que necesita tu corazón.

A pesar de todos tus pesares, el brillo de tus ojos sigue siendo inconfundible para los míos, estaba inquieta por que veía esto en cada encuentro y no lo lograba comprender.

Fueron tantas las palabras que se agolpaban en ese momento, que cuando las lágrimas rodaban por tus mejillas, mis ojos sintieron envidia y acompañaron a los tuyos, tus palabras eran sinceras, salían directamente de las entrañas de tu corazón. Escuche palabras que hace tiempo quería que pasearan por mis oídos y que me regalaron el momento sublime de sentir que cuando te decía cuanto te quiero era sincera, sin esperar nada a cambio.

Tu rostro denotaba que sufres tanto como yo sufrí por ti alguna vez, estas sintiendo en carne propia lo que es anhelar un amor tranquilo, pero la vida es así y aunque no lo crea es posible acostumbrarse a lo que nos toca vivir…

Te quiero, te quiero que tanto que a veces creo que las palabras no alcanzan para expresarlo. Te quiero tanto, que ya no te amo, te quiero tanto que aun tengo esperanzas, te quiero tanto, tanto, tanto…